jueves, 30 de septiembre de 2010

SENSACIÓN DE SOLEDAD

                            Extendió suavemente la crema sobre sus manos efectuando un masaje ligero hasta que por fin, no quedó casi ni rastro de ella. Se dio cuenta de que las manchas eran cada vez más intensas, como pecas aunque más grandes. Se habían ido haciendo dueñas del territorio de su piel, ocupaba casi la totalidad de ésta, lo que denotaba su edad madura.                          
                        No se podía luchar contra el enemigo que era el tiempo, hacía años que había dejado de hacerlo, porque al no conseguir nada, era tiempo perdido.
                   Llevaba una vida bastante aburrida. Durante largos periodos, lo estuvo haciendo así, ahora que iba quemando etapas, sentía la necesidad de hacerlo de otra forma. No tenía pareja, tampoco muchas amigas y  sus salidas eran limitadas, pues al no tener vida social, no sabría adonde ir.  
                                  Pero el mundo es una auténtica caja de sorpresas, un buen día, encontró a aquel amigo que hacía tantos años que no veía  y sin darse cuenta, dos meses después ya llevaban una relación seria.
                        Estaban felices del reencuentro, tenían muchas cosas en común y compartían casi todo, disfrutaban, si cabe, de la vida. Los hijos de ambos aprobaban la relación al cien por cien. Ella, pasado un tiempo, pensó que sólo tenía que dar gracias a Dios, por lo que le había dado ahora, en esos momentos en que sentía el desasosiego y la soledad de la madurez.

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