Dentro de un hospital el inmenso trabajo que se realiza por los profesionales, lo podemos dividir en dos partes, en la primera incluyo la profesionalidad y el buen hacer de cada uno, en la segunda, el factor humano.
Si la primera es de importancia vital, la segunda no le va a la zaga. Sé de lo que hablo porque he trabajado más de treinta años en centros de salud y hospitales. En todos podemos observar personas que se comportan de manera diferente. No se si hoy en día las carreras y cursos tienen asignaturas tan significativas como educación emocional, psicología aplicada a pacientes, o...educación básica.
La educación se aprende en casa, cierto es, pero no en todas las familias se enseña de igual manera, y así vemos a profesionales que tratan a las personas acostadas en una cama como si fueran de su entorno cercano, o los que se dirigen a los pacientes con una cierta agresividad.
Empatizar, esa es la palabra. Quien no nace con ello tiene que aprenderlo, o al menos saber que existe.
No le voy a contar detalles de como he podido ver a lo largo de los años formas de tratar a los pacientes, se le pondrían los pelos de punta. Universitarios con un montón de años de estudio carecen de lo que llamo empatía emocional. He pensado con frecuencia que estarían mejor dedicándose a cualquier otro oficio en el que no tuvieran que contactar con gente.
Aprender la forma de que al llegar al trabajo los problemas personales se queden atrás, es igual de importante que al salir busquemos recursos para no llevar el hospital a cuestas.
En definitiva la solución al problema siempre es la misma, educación, capacidad para lo que haces y el intento de ponerte en la piel del otro.
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