El cuadro llegó a mi casa un fin de año. En blanco y negro, no terminó nunca de gustarme. Se asemejaba a un episodio misterioso de una película de terror. Pero de tanto mirarlo, en mi casa terminaron por no verlo. Pasó a ser algo así como un muro más de la vivienda, ignoraban su presencia.
Pero a mí no me sucedió lo mismo, a diario lo observaba una y otra vez intentando buscar el porqué aquella mujer corría de esa manera. Se la veía en un camino que parecía de tierra, corría despavorida, o al menos esa fue la impresión que me causó al verlo por primera vez, y mirándolo a conciencia, la mujer tanto podía estar corriendo mientras huía, o quizá volvía de algún sitio horrible, pues sólo se notaba su sombra.
Lo que si estoy segura es de que tenía miedo, un miedo atroz al perseguidor que se encontraba delante o atrás.
Al verlo por vez primera yo tenía tan sólo diez años, cuando empezaron las pesadillas, había cumplido los quince.
Y aún hoy, que soy una mujer hecha y derecha, sigo soñando con la mujer del cuadro.
No pude olvidarla jamás.
Supe que la mujer quería decir algo, tras ella se notaba una historia que intenté averiguar a través de los años, no fue posible.
Hoy, en mi ancianidad...aún me acuerdo de ella...
Lo que si estoy segura es de que tenía miedo, un miedo atroz al perseguidor que se encontraba delante o atrás.
Al verlo por vez primera yo tenía tan sólo diez años, cuando empezaron las pesadillas, había cumplido los quince.
Y aún hoy, que soy una mujer hecha y derecha, sigo soñando con la mujer del cuadro.
No pude olvidarla jamás.
Supe que la mujer quería decir algo, tras ella se notaba una historia que intenté averiguar a través de los años, no fue posible.
Hoy, en mi ancianidad...aún me acuerdo de ella...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Hola, gracias por dejar sus comentarios, prometo contestar a todos. Besos, Maca.