Ayer me habló, no como lo hace un adolescente, quizá el adulto que será en un futuro se dejo entrever. Sus palabras de dolor y sinceridad, me tocaron la fibra sensible, empezamos como siempre con un diálogo sin sentido pero la conversación derivó de alguna manera a su sentir.
Frases como porque no salgo más de casa, que le encantaría verme con una persona que compartiera mi vida y que nadie va a venir a casa a buscarme o que existen más posibilidades si tengo vida social, fue parte de lo que dijo.
Intenté rebatirle sin resultado, una y otra vez caía con mis argumentos poco sólidos. Que si estaba dejada hacia mi persona o que fuera a la peluquería como antes, que no le gustaba verme así.
Mientras hablaba, en sus ojos un punto de dolor y rabia.
Hoy, voy a la peluquería.
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