martes, 30 de agosto de 2011

La mentira.

                   La satisfacción que me producía el estar durante varias horas comiendo chucherías, no era comparable a casi nada. Será por eso por lo que desde siempre tuve exceso de peso, pero ultimamente había engordado demasiado, casi veinte kilos se apoderaron de mí sin darme cuenta. Bueno, sin darme cuenta no, si que me la daba, pero había algo en mí que le quitaba importancia a ese detalle.
                    Una de mis mejores amigas me dijo una tarde en que salimos a tomar algo, que si me enamorara, seguro que adelgazaría. Pero claro, ¿ quien se iba a enamorar de mí, con aquel cuerpo desgarbado ? Entonces la muy espabilada me comentó que conocía a un hombre al que yo le gustaba, que era muy amigo suyo y muy guapo y buena persona.
                         Para conocerlo, tendría que bajar de peso, me dije, no me presentaría ante nadie con mis kilos. Y sin casi darme cuenta, ilusionada por la posible cita, me puse a ello.
                           Así que dos meses después, mi peso había bajado ostensiblemente, la ropa que utilizaba hace tiempo, empezó a servirme de nuevo. Pensé que ya había llegado el momento de conocer al magnífico ser que me aguardaba.
                                Esa tarde, mi amiga y yo fuimos de discotecas, pasamos casi toda la noche bailando, para mi sorpresa, se me acercaron varios chicos a invitarme a una copa. Estaba ligando, no lo podía creer, le dije a mi amiga que no hacía falta la cita prometida, pues conocí a un chico que me gustaba. Ella, sin que me diera cuenta, miró para otro lado, sonriendo.
                                   


     

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hola, gracias por dejar sus comentarios, prometo contestar a todos. Besos, Maca.