martes, 31 de mayo de 2011

Clarifiqué mis ideas.

                    Dicen que de una boda sale otra, pero de la de mi hermana, salió una separación, la mía. Se venía fraguando hacía tiempo y casualmente, unos meses más tarde de celebrarse el enlace, me separé. Fue para mi familia, que era muy conservadora una tremenda desgracia, para mi, fue un alivio. Sentí que después de tres años de matrimonio con una persona con la que no debí casarme nunca, el hecho de poner punto y final a ello, me pareció como una liberación. Realmente, no es que me casara obligada, porque ya era bastante mayor, pero fue una especie de locura, de amor ciego sin pensar en las consecuencias.
                    Cierto es que debería haber reflexionado un poco mas antes de dar el paso, pero ahora, ya no podía dar marcha atrás, me esperaba una nueva vida que estaba segura sería mejor que la que dejaba. Y me dediqué a lo hacía tiempo no había podido, a vivir. Claro, que no para todo el mundo supone lo mismo, para mi, en concreto, supuso retomar los veinte años, noches locas y las salidas diarias a teatros, cines, cenas y lo que surgiera. Seis meses después, estaba agotada, llegaba tarde al trabajo y los amigos que tenía, los estaba sustituyendo por otros nuevos, no me sentía feliz con mi nueva vida.
                     Y fue por esa época cuando me reencontré con Amparo. Dicen que las casualidades no existen, lo nuestro fue, desde luego una causalidad, porque después de tanto tiempo, volver a verla, no era lo que esperaba. Pero sucedió de esa forma y ella y yo, empezamos a vernos con asiduidad, me pareció totalmente diferente a la persona que había dejado años atrás, cuando la conocí éramos muy jóvenes y nuestros pensamientos vagaban sin rumbo fijo, pero ahora, ella tenía sus cosas muy claras.
                        Y me ayudó a clarificar las mías. Pues un tiempo después de haberla visto de nuevo, tomé decisiones que fueron indispensables en mi nueva vida.
                            Si, decidí en poco tiempo, que mi vida tenía que tomar otro rumbo. Amparo y yo, de común acuerdo, nos marchamos a trabajar a un país africano. No se como llegué a ese punto, pero fue lo mejor que he hecho en mi vida, ahora, después de casi cinco años, sigo aquí, de alguna forma, creo que he encontrado lo que para mi ha supuesto la auténtica felicidad.






                    


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hola, gracias por dejar sus comentarios, prometo contestar a todos. Besos, Maca.