miércoles, 23 de marzo de 2011

A María casillas.

                               Siempre con ese saber estar, esa sonrisa y esa forma de ser tan suya, inimitable. Siempre en un segundo plano, pero en primera línea. Discreta, auténtica, nada la  ha cambiado con el paso del tiempo, como los buenos vinos, mejorando, dando lecciones de humildad, es una experta, siempre dispuesta a enseñar y aprender, que nadie diga lo contrario, lo saben sus hijas y nietos.
                             Al enterarme de que había abierto un blog con sus cuadros, al verlos, recuerdos de siempre vinieron a mí, las tomateras en la casa de la calle Juan de Padilla, esa forma tan característica y diferente de plasmar una forma de vida, es difícil de olvidar.
                             Compartí con esa familia muchos años de mi adolescencia, momentos intensos que forman parte del recuerdo. Y siempre,  su madre en medio, dirigiendo a aquella multitud de hijas  con edades tan cercanas. Desde estas líneas, querida amiga, sólo decirte, que no se olvida facilmente a las personas que como tú, dejan huella.


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