No creo que ninguno de los seis amigos que fuimos de viaje por Europa, olvidemos así como así, aquellos días. Realmente algo inolvidable. Salvo que ninguno pensó que las cosas se fueran a torcer en los últimos momentos. Pero eso sucedió, después de llevar tres semanas fantásticas, cuando ya pensábamos en la vuelta, empezaron a pasar una serie de hechos que no pudimos controlar.
El primero de todos, fue cuando Lidia, una de las amigas, desapareció sin dejar rastro, nuestra preocupación fue tremenda, pero la compañera que iba con ella, se había dado cuenta de las miradas y sonrisas con del chico que nos había hecho de guía el día anterior. No quise pensar que se hubiera marchado con él sin avisarnos, pero al parecer era lo que había sucedido.
Pusimos en alerta a la policía y dos días mas tarde, la otra amiga, también desapareció. Nadie daba crédito a lo que estaba pasando. Los nervios podían con todos nosotros, pensamos en secuestros, atracos, robos y de tanto darle vueltas a la cabeza ya no sabíamos ni que pensar.
Dos días después, aparecieron las dos tontas, como si la cosa no fuera con ellas, matarlas hubiera sido poco, dos amigos, las convencieron para que se marcharan con ellos de fin de semana y entre copa y copa, no se lo pensaron mucho. Pero para el resto que nos quedamos, fue una historia, de la que realmente, no olvidaremos así como así.
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