Estuve haciendo fotocopias casi media hora, al terminar, mi impresora y yo, estábamos tan cansadas, que al menos yo, decidí irme a dar un paseo, mejor que nada me fui de compras. Durante buena parte de la tarde me olvidé de todo lo que era papeles y demás, no hay nada como un par de vestidos y algo de ropa interior de buena calidad, para dejar las penas lejos.
No me faltaban sino unos zapatos, tenía una boda en un par de semanas y me pareció una feliz idea comprarlos ahora. Casi había terminado las compras en la zapatería, cuando un sonoro grito a mis espaldas me hizo volver la cabeza medio asustada, en la puerta de la tienda, mi amiga Asunción, a la que hacía muchos años que no veía, se reía, los brazos abiertos esperando un abrazo, que de tan apretado y cálido, pareció estar cerca de una estufa. Así se lo hice saber, para mas risas por su parte, siempre la recuerdo de esa manera, de buen humor y transmitiéndoselo a todos. Nos sentamos en una terraza a ponernos al día, tampoco ella se había casado y también vivía sola. Trabajaba en una auditoría y por supuesto era feliz con lo que hacía.
Siempre andaba corta de dinero y tenía deudas importantes, eso me preocupó, no la podía ayudar, pero no comprendí de donde salían tamañas deudas. Un rato mas tarde, me lo había contado, mi amiga era ludópata, se dejaba todo su dinero en el bingo. Lo que si pude hacer por ella, fue acompañarla a visitar a un conocido sicólogo, ahora está en tratamiento con él y parece que va mejorando, espero que su adicción acabe en esa consulta.
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