viernes, 25 de febrero de 2011

LA CASA DE LA PLAYA.



Posted by PicasaLa casa que estaba al borde de la playa, no es que fuera ninguna maravilla, pero tenía un entorno tan hermoso, que cualquiera que pasaba por la zona gustaba de mirarla y admirarla. Era algo así como un paisaje bucólico, como fuera de este tiempo. Y de alguna forma, así eran también los habitantes de la casa. Las hijas de la señora que falleció hacía ya cinco años y se la había dejado en herencia, parecían tres mujeres de otra época, parecían entre hadas y mujeres del medioevo. Blancas, siempre envueltas en sedas o largas túnicas, de largas melenas y no salían sino al atardecer. Las cortinas de color salmón de un pesado terciopelo, estaban siempre echadas, sólo las abrían por las tardes de verano, cuando el sol empezaba a ocultarse, entonces dejaban pasar la tenue oscuridad de la tarde.
                                     En la parte trasera de la casa, tenían un huerto en donde cultivaban todo lo necesario para su manutención y tres veces por semana el lechero llegaba con el producto fresco. Ellas mismas hacían el pan y lo que les hiciera falta.
                  Algunas tardes, llegaban paseando al pueblo, siempre sonriendo, siempre de buen humor. En ocasiones, en la plaza y con las chicas de la zona, improvisaban cantos y bailes, para deleite de los habitantes del lugar. Eran soñadoras y sociables. Espontáneas. Al ser tan cordiales, las adoraban, pues aparte de todo, tenían una fuerza personal que hizo que con el tiempo se convirtieran casi, en las guías espirituales de muchas jóvenes.








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