viernes, 25 de febrero de 2011

DEMASIADA AGUA.

Yo sabía que era un sueño, pero aquel sendero era tan absolutamente hermoso, que en medio de mi obnubilación, lo que se me ocurrió pensar, que por otra parte me pareció de lo más lógico, era que estaba hecho con fotoshop o algo que se le pareciera, pues si saliera de un cuento infantil, no hubiera quedado tan perfecto. Pero al estar soñando, me daba igual. Claro, que, por otra parte, razoné, podría pasar que fuera también... una pesadilla, vaya gracia, si de repente me encuentro con el clásico tipo con el cuchillo que me persigue o peor aun, el tenebroso monstruo de dos cabezas o yo que sé. 
                         Dadas las circunstancias, casi pensé que lo mejor, era despertarme, pero lo complicado iba a ser conseguirlo. No era tan sencillo. Que era lo que tenía que hacer, no lo sabía. En fin, como me estaba liando un poco, decidí poner un pie en el camino que tenía delante y ya veríamos que sucedía.
                          Dicho y hecho, un pie y después el otro y no pasó nada, así que empecé un paseo tranquilo y sin problemas. Realmente me sentía fascinada por el magnífico paisaje que me rodeaba, verde y flores multicolores por todas partes y a mi derecha, una pequeña caída de agua que terminaba en una diminuta acequia.  El camino no parecía acabar nunca, empezaba a cansarme y no veía nada en donde pudiera aunque fuera sentarme un rato.
                                 Cuando el desespero  me podía, noté que algo así como un intenso frescor, me inundaba, pensé que estaba empezando a llover y yo allí sin un paraguas. Pero no, había bebido demasiada agua la noche anterior.

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