Era una duda constante la que bullía por su vida. Dudaba de casi todo, cuando estaba casada, dudaba de la fidelidad de su marido, ahora ya no tenía ese problema, por que hacía tres años que aquel hombre, cansado de tanto titubeo, no había podido soportarlo y se separó de ella. Pero seguía en sus trece, en el trabajo tenía problemas con los compañeros, porque pensaba que hablaban mal a sus espaldas y criticaban su forma de hacer las cosas. Con los vecinos, dudaba que la amabilidad que parecían presentar de entrada, sólo fuera una tapadera. Toda su vida era una auténtica duda.
No sabía como podía vivir de esa manera, dudando de todos y por todo. Por esa manera de ser, se había vuelto insegura y tímida, cualquier cosa que fuera a hacer, le costaba tanto, que se lo tenía que pensar muy mucho. Y entonces fue cuando encontró a una persona que llevó la seguridad a su vida. Su segundo marido, se enamoró perdidamente de ella, pudo ver cosas que otros no habían visto. La tranquilidad y la paz que aquel hombre le entregó de manera gratuita, hizo de ella una persona totalmente diferente, adquirió una seguridad y un equilibrio en su forma de ser, que nadie conocía. Pocos años más tarde, la que parecía una mujer dudosa, se había convertido en todo lo contrario, con gran felicidad para ella y para su familia.
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