sábado, 27 de noviembre de 2010

AQUEL EXTRAÑO RUIDO

               Me acerqué paulatinamente al alfeizar de la ventana, el ruido se escuchaba de manera cada vez mas sinuoso, mas como una serpiente que se arrastra. Por todos los medios intenté imaginar que podría ocasionar aquel extraño sonido, pero no hubo forma, aunque mis pensamientos, disparatados de miles de maneras, intentaban averiguarlo. La oscuridad no me ayudaba demasiado, ni siquiera había una luna encendida, que como una bombilla, hubiera dejado entrever algo de luz. La casa estaba, pues, casi a oscuras, la poca luminosidad que se notaba, venía de algún cartel de fuera, quizá una farola de la calle. Ahora mismo, el ruido había parado, mi marido y mi hijo, dormían tranquilos, sólo me encontraba yo vagando tras un guirigay que no entendía y que ignoraba su procedencia. Asustada, pensando en ladrones con armas o cosas peores, no sabía bien como actuar, la policía era una opción, llamar a mi marido la primera, pero, claro, se reiría de mí, en fin, daría la última vuelta a pesar del temblor de mis piernas.
              De nuevo el zumbido, esta vez mas estridente que antes, los nervios podían conmigo. No pude mas, desperté a mi marido y medio gritando, le conté lo que pasaba, él se hizo cargo rapidamente de la situación, me tomó de la mano, me llevó a la habitación de nuestro hijo y con sigilo, abrió la puerta, allí estaba él, sentado en el suelo, con su nuevo juguete, su serpiente eléctrica....

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