Me llamo Jacinto y tengo cuarenta y cinco años, hace dos que mi mujer se marchó, me dejó con mi soledad y mi pena. ¿Que quiere que le diga ? Si usted ha pasado por lo mismo, que espero que no, sabe de lo que le hablo. Esa sensación de tristeza y abandono, de pérdida, de... en fin, de todo lo que sea terrible. No se porqué se fue, éramos una pareja normal y corriente y un día normal y corriente, me levanté por la mañana y no la vi en la cama. Me sorprendí, por la mañana siempre está ahí, la busqué por toda la casa desesperadamente, hasta que encontré la carta.
En la carta me hablaba de necesidades y cuestiones que yo desconocía. De cosas como pilates, yoga, pintura y una serie de otras, que como nunca me parecieron muy importantes, no les di mayor valor. Me equivoqué. Después me comentó algo que quería también hacer, un curso de reiki y uno de inglés. Me quedé de piedra. Nunca se le dieron los idiomas y eso de la imposición de manos y los chakras y todo eso, jamás la escuché hablar de nada. Pero bueno, puede ser que hubiera cambiado sin que yo me diera cuenta. Claro, que cuando mas abajo de la carta me comentó que había conocido a un tal Jacobo José, entonces, empecé a entender algo, porque mira que soy lento, pero como me pongan un nombre de hombre por medio, ya las cosas se me empiezan a aclarar. Pero mira que llamarse de esa manera, también tuvo mala suerte mi mujer....
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