lunes, 13 de diciembre de 2010

LA DISTANCIA

                   La distancia que nos separaba en kilómetros no era muy grande, pero la distancia emocional era lo suficientemente lejana, para no habernos vistos en mas de seis años. Aveces pensaba en como estaría, en que sería de su vida y a que se estaría dedicando. Deseaba recuperar la relación y estaba dispuesta a intentarlo. Así que cogí el coche y me dirigí a su casa. Mi hermana y mi madre, vivían juntas, al menos esa era la última noticia que tuve, pasé los pueblos que nos separaban, los nervios empezaron a hacer mella en mí. Dí dos vueltas alrededor de la casa hasta que me decidí a aparcar. Era una bonita zona, amplia, en donde se notaba que sus habitantes eran gente de dinero. Crucé el pequeño jardín, toqué el timbre con cierta reticencia, me abrió una empleada a la que le pregunté por mi hermana, mientras iba a buscarla, noté las palmas de mis manos sudorosas y como un súbito calor acudía a mi cara.
                    La  vi aparecer sin casi reconocerla, guapa como siempre, estilosa, mucho mas delgada de lo que recordaba, se acercó despacio, guiñando los ojos pues era evidente su miopía, cuando se percató de quien era, se lanzó sobre mí, mientras emitía un sonoro grito, un abrazo intenso y apasionado, culminó el recibimiento. Fue suficiente, no necesitaba más, la acogida por parte de mi madre, fue parecida, pasamos el día y parte de la noche, poniéndonos al tanto, después del tiempo perdido. No hizo falta volver atrás, ni recordar otros momentos en que las cosas no fueron tan bien, simplemente, decidimos que a partir de este, procuraríamos no cometer los mismos errores que en el pasado.
                      
                

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