lunes, 27 de diciembre de 2010

DE POBRES A RICOS

             Una mesa de reunión, seis sillas alrededor y seis personas sentadas en ellas, parecía algo dentro de la normalidad de cualquier familia o grupo de amigos, pero no era así, había habido una muerte de un pariente lejano, nos lo acababan de confirmar, al parecer, la herencia era cuantiosa y había que tomar decisiones.  Éramos una familia pobre, todo lo que fuera un poco de dinero, nos vendría muy bien y si tal y como dijo el notario era cuantiosa, pues mucho mejor. Tomamos la resolución de que dos personas irían con poderes al lugar en cuestión, vendrían con noticias y con el dinero. El resto esperaríamos tranquilamente, pues les esperaba un largo viaje. 
                Y pasó un largo mes, en el que mi hermano y mi primo, que fueron los que emprendieron viaje, no terminaban de darnos noticias, pero diez días más tarde, llegaron, entusiasmados y contentos. No parecía que hubieran tenido problemas, solucionaron todo a la mayor brevedad posible, volvían con las manos cargadas del dinero de la herencia. Se hicieron las reparticiones, todos quedamos de acuerdo y  nadie se sintió incómodo ni malhumorado. 
                    La forma en que cada uno gastó lo suyo, eso fue otra cosa. Creo que yo fui la mas consciente en ese aspecto, a los demás, el dinero les duró bien poco, gastaron a espuertas, de la manera mas tonta, pasados unos años, ninguno tenía nada de la herencia. 
                           Estaba claro, que cuando tanta pobreza encuentra algo de dinero, se vuelve como loco, no sabe administrarlo, lo gasta sin saber realmente, en qué.


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