sábado, 20 de noviembre de 2010

LA VIDA ES ASÍ

                 Pero Carlos, si vio a Vanesa, la miró mientras bajó a la playa y cuando se levantó para ir al agua, se quedó absolutamente prendado de ella en el primer instante. Fue su cuerpo, si, su cara, si, pero hubo algo, que no supo definir, algo que no había visto en otras mujeres, no sabía exactamente lo que era y eso quería averiguar. Tenía una especie de seguridad en si misma, que no sabía si se la daba su perfecta anatomía, o era una forma de su personalidad. Necesitaba de alguna manera averiguar que la hacía tan distinta al resto de las mujeres.
                 Así, que, sin pensarselo mucho, se dirigió a ella cuando ya se marchaba, le habló de que le gustaría conocerla y  si no había problema en invitarla a comer a un restaurante cercano. Y no lo hubo, pues era una hora prudente y a ella no le pareció que aquel chico tuviera mala idea, el momento del día no estaba como para ello.  Pasaron un almuerzo agradable, el primer encuentro, fue satisfactorio, habría que ver los próximos.
                   Y hubo muchos almuerzos mas, establecieron una relación amistosa, de la  cual   los  dos estaban satisfechos, pues ya quisieran para si, muchas parejas, tener una amistad de ese tipo. Y lo que estaba de pasar, pasó, como dice el refrán, el amor llamó a su puerta, se enamoraron apasionadamente, casi sin ellos darse cuenta. Un tiempo después, eran una pareja como otra cualquiera, novios en toda regla, disfrutaban al máximo uno del otro y de su amistad. No esperaban que eso sucediera, pero la vida es así, cuando uno menos se lo espera, salta la liebre. 




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