viernes, 26 de noviembre de 2010

AQUELLA MUJER MISTERIOSA

                      Aquel día de Diciembre  que de tan caluroso no era normal, pensamos que algo extraño se avecinaba, pues el día anterior, como todos los del mes nos habíamos visto abocados a un frío tan  intenso que casi lo llamábamos desgarrador. Pero en la madrugada, empezamos a notar ese raro calor inusual en estos tiempos, empezamos a echar edredones y mantas afuera y terminamos por levantarnos de las camas. El miedo nos invadió, pues parecía como si algo exterior, algo fuera del planeta viniera a por nosotros.
                      Tiempo después, recordaríamos ese día como el que Elisa llegó a la ciudad. 
                       Era un hada con cuerpo humano, no le faltaba sino las alas, aún sin ellas lo parecía.
                  Incluso vestía como tal, pues sus túnicas de colores pastel, holgadas, brillantes y tenues eran como las que llevaban las hadas de los cuentos. Pero no enamoraba por su figura perfecta, ni siquiera por ser tan endiadabladamente guapa, Elisa, empezó a enamorar primero a las mujeres, pues según llegó montó un despacho en el que atendía gratis a mujeres maltratadas. 
                        Se ganó en poco tiempo el aprecio de todos, hombres y mujeres. Años mas tarde, Elisa seguía allí, su despacho se había ampliado de tal forma, que lo que antes llevaba ella sola, ahora era de veinte personas, que de manera altruista, colaboraban junto a ella. 
                          En su zona, que era una triste barriada, el maltrato descendió, la disminución fue tal, que el gobierno tomó medidas y participó en el proyecto.
                     Elisa, la mujer que parecía un hada, llevó a la zona, pequeñas hadas que se diseminaron por todo el lugar.

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