martes, 14 de septiembre de 2010

Ilusiones.

                                Las montañas se elevaban sinuosas como empujadas por el viento del norte que interrumpía la paz del lugar logrando que un ruido sordo y lejano consiguiera que el clima pareciera algo que de tan frío y cruel fuera como si no tuviera corazón.
             La joven pareja avanzaba a pesar del tiempo adverso, llevaban toda su vida viviendo en esa zona tan helada que conocían a la perfección los mas mínimos recovecos del lugar. 
             Sentían que todo esto formaba parte importante de sus vidas y vivían en concordancia. Unos cuantos kilómetros mas arriba el atardecer los sorprendió de pleno y fueron testigos del suave tono dorado que bañó la tarde, una aterciopelada  oscuridad empezó a caer sobre ellos. La luna delicada y de un blanco brillante apareció sin avisa, con una luz tan intensa que molestaba la vista. 
          Los jóvenes se quedaron absortos mirando y comentando las maravillas del paisaje, al poco se dieron cuenta que la cabaña estaba cerca.
        La noche fue tranquila y sosegada y  el amanecer una explosión de fuegos artificiales porque en el blanco de las montañas, los múltiples reflejos del sol, ocasionó  que  proyectara auténticos dibujos de colores.
       Así pasaron varios días en que los sentimientos se habían convertido en algo más y cuando volvieron de nuevo a sus casas supieron que  todo lo vivido era... auténtica ilusión.   

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