jueves, 9 de febrero de 2012

Una mujer extraña.

                              Era una mujer extraña, alta y muy delgada, lo primero que pensé al verla fue que parecía pertenecer a otra época. El vestido que llevaba tampoco ayudaba mucho, más bien parecía una túnica adaptada a su cintura con un estrecho cinturón de cuero. Permanecía quieta en la cola del cine, así como los demás nos movíamos impacientes, ella asemejaba estatua del pasado, hierática, fría.
                      De tanto observarla, percibí las canas que se escapaban de su pelo teñido, me dio pena aquella falta de cuidados hacia su persona.   
                     Varios chicos salieron con las entradas en la mano riendo y diciendo bromas, los miró pasar y me pareció ver un atisbo de sonrisa en su rostro, cuestión de segundos, porque de nuevo volvió a su cara la misma expresión hermética.
                        Su ropa hablaba de un adelgazamiento reciente, volaba alrededor de su cuerpo con el más leve de los movimientos y se veían signos de tristeza en su cara en forma de pequeñas arrugas y ojeras. En mi observación deduje el abandono de un amor o la pena de una muerte. 
                         Sonreí para mis adentros pensando todo lo que aquella mujer había dado de sí. Me pasaba siempre, pasaba las horas muertas observando a personas a mi lado. Cuando ya había escrito su perfil en mi mente, empezaba con la siguiente...













                                         

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