sábado, 5 de noviembre de 2011

Los olores del Domingo.

                       "Voy a comprar el periódico."


                                      Le escuché desde mi terraza. Un hombre le advertía desde la puerta de su casa a una mujer. Lo imaginé sujetando la puerta con el pie para que el niño no saliera y recordando de repente que no se lo había dicho a la mamá. Levantó un poco más de lo debido la voz, no demasiado porque era Domingo y muchos vecinos dormirían. Seguramente desde el fondo de la casa ella le contestó algo así como vale cariño, porque escuché la puerta cerrarse sin portazo.


                                   Esa frase me transportó a mi infancia cuando mi padre hacía lo mismo todos los Domingos, pan y periódico después de la consabida ducha tempranera. Luego al llegar el burbujeo de la cafetera y el sonido de la placa del caldero en donde se preparaba aquella leche artificial que ya pasó a la historia. El olor del pan con mantequilla mezclados con la limpieza que emanaba de mi padre, los olores del café con leche, parece que los huelo ahora mismo.
                                   Esos olores entremezclados nunca volverán.

                         Porque podré volver a hacerme un café o una leche pero el olor de la colonia de mi padre junto con el de aquellas mañanas de Domingos, es imposible que regresen jamás.








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