miércoles, 7 de septiembre de 2011

Una terrible noticia.

                                     La noticia se difundió en seguida por todo el instituto, un muchacho de segundo, había cometido un asesinato. Se propagó de  tal manera, que imaginé que los móviles e Internet, fueron los mayores culpables. La policía llegó por la mañana, estaban en la primera clase, cuando irrumpieron, llevándose al chico. A partir de ahí, todo fue una locura, incluso dieron antes la hora del recreo.
                                 Sandro, un adolescente de dieciseis años, fue el protagonista de la historia, le dí clase durante tres cursos anteriores. Típico chico de esa edad,reventaba con frecuencia mis clases, añadiendo cosas de su cosecha que no venían a cuento. Se llevaba todos los percentiles, granos de diferente tamaño y color, tímido como pocos y pelo grasiento y largo. A eso se le añadía el color blanco de su piel, en un lugar de playa en el que todos los chicos estaban morenos, él se diferenciaba por su tono claro.
                                    Ese día, salimos del instituto cabizbajos algunos y con rostros sorprendidos otros. Al llegar a casa, una intensa niebla ocupaba la zona, tenía una persona ante mi puerta, una mujer delgada y mal vestida, me esperaba. La madre de Sandro.
                                           Me traía una carta que su hijo escribió hacía meses, le dijo a su hermano que si le sucedía algo, que me la entregara. Y venía de parte del hermano.
                               La carta, era el extracto de una noticia, pocas palabras y mal escrita.  Al terminar, por mucho que me esforcé, no supe como él se enteró de aquella historia, aquel terrible suceso que marcó mi vida.

                             
                         

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