martes, 9 de agosto de 2011

Aquella imaginación mía.

                                      Cuando terminé de recoger mi casa, me puse el bañador y me dirigí a la playa. Hacía un magnífico día, había que aprovecharlo pues la predicción del tiempo hablaba de lluvia para los próximos. Aunque los niños estaban de vacaciones, Javier los inscribió en un campamento, se fueron ayer y desde luego no pensaba echarlos de menos. 
                           Me quité las cholas, me fascinaba el contacto con la suave arena, caminé enterrando un poco los pies, debajo estaba fresca. Nos mudamos a ésta casa hacía un año, mi marido se empeñó alegando que para los chicos estaría bien, a mi no me hizo gracia, iba  a tener mucho más trabajo. Y así fue. Pero éstas dos semanas de casi vacaciones, pensaba disfrutarlas.
                             Cuando regresaba de darme un baño, un hombre de más o menos mi edad bajaba de la avenida. Un bañador corto y una toalla llevaba en la mano, mientras me secaba lo miré, él saludó con educación. Pensé que sucedería si el tipo se acercara a mí, si entabláramos conversación y me invitara a su casa. No se si sería capaz de aceptar algo así. Le he sido fiel a mi marido en el tiempo que llevamos juntos, pero éste hombre era realmente guapo.
                                Me imaginé como sería si estando en su casa me besara, era de labios gruesos, serían suaves y delicados. Tenía pinta de ser limpio, seguro que olía a colonia cara. Volví de nuevo la cara para escrutarlo mejor, miraba ensimismado el mar. Se notaba sensible y entrañable. Un suspiro me invadió el alma, pareció que él se daba cuenta, porque con parsimonia se levantó y acercándose me dijo : ¿ vamos al agua ?.

















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