martes, 29 de marzo de 2011

Una gente diferente.

                      Un paraje inmenso, largo, deshabitado, todos los que iban al lugar, sabían de la posibilidad que tenían de perderse. Pero ellos no tenían miedo a nada ni a nadie, cuando llegaron al sitio del que  los demás huían, se pertrecharon bien y partieron en busca de lo imposible. Diez días después, no habían dado señales de vida. Los buscaron por tierra y por aire, pero nunca se supo que había pasado con los chicos de los manglares.
                       Javier y Antonio, caminaron con prudencia hasta ver lo que buscaban. María y Carla, iban unos metros más atrás, los demás se habían quedado en la cueva esperándolos.
                        Fue algo especial descubrir que en aquella zona había otra forma de vida, personajes extraños y jamás vistos. Decidieron quedarse, les gustaba aquella manera de vivir y de sentir. No sabían llorar, ni el significado de la palabra sufrimiento, la risa y el bienestar era su máxima, disfrutaban con casi todo y nunca habían visto gente que irradiara tanta simpatía. Fisicamente eran iguales a los seres humanos, pero en el resto, había muchas diferencias. Sociables y bromistas, les gustaban las canciones y lo pasaban bien con poco que les dieran.
                            Las personas de los manglares, no podían ser más distintas a los humanos. En la zona, ignoraban lo que era una guerra y el malestar que ocasionan las personas prepotentes o autoritarias, no sabían lo que era. Entusiastas, felices y amables, ¿ era posible pedir más ?.
                                   Los que por motivos diferentes llegaron al manglar, jamás volvieron.

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