Lista y espabilada como pocas, tuvo la desgracia de caer en una familia de padres muy mayores y chapados a la antigua, no la dejaron estudiar una carrera a pesar de que tenía suficiente capacidad para ello. Fue la frustración de su vida. Nunca lo pudo entender, pero tampoco tenía demasiado ímpetu para enfrentarse a ellos y de alguna forma, se conformó con la decisión de sus progenitores.
Pero la vida cambia el destino de las personas y los padres de Marina, dos años después, murieron en un accidente de tráfico. Ella se vio dueña de su futuro, tenía casa propia y una paga del gobierno, así, que se matriculó en lo que más había deseado siempre, medicina.
Siete años más tarde, terminó la carrera con unas notas brillantísimas, fue una de las primeras de su universidad, consiguiendo una beca de investigación en el extranjero.
Estuvo fuera varios años y después volvió, echaba de menos su país y su ciudad. Era una mujer diferente a la que se había ido, las experiencias vividas habían hecho de ella otra persona. La confianza y la actitud ante la vida, le daba un seguridad atractiva a los ojos de los hombres y no le costó mucho cuando conoció a Andrés, enamorarse de él y él de ella.
Los hados estuvieron a favor de Beatriz, eso estaba claro.
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