CANSADA Y RESENTIDA.

Cansada, resentida de la vida y harta de todo, llegué a mi casa un día más, había ido en busca de un trabajo que no encontré, en busca de un futuro mejor para mí, que nadie me ofrecía, así llevaba ya no se cuantas semanas, empecé con una ilusión que fui perdiendo según los días pasaban. Ahora creo que ya no me quedaba nada de esa ilusión de los primeros tiempos. 

                    Pensé que la mañana próxima me quedaría en la cama a dormir hasta tarde, no pensaba salir a la calle a perder horas para no conseguir nada. Pero no lo hice, si que me levanté mas tarde y no salí casi de madrugada como otros días, pero salí, tomé otro rumbo diferente, una zona a la que no había ido todavía. Y tuve la mayor de las suertes, pues en un pequeño supermercado, me dieron trabajo, necesitaban una cajera, un puesto que ya había desempeñado y en el que me desenvolvía bastante bien, quince días de prueba y si todo funcionaba, me contrataban. 

                       Empecé al día siguiente, tenía que tomar el autobús, pues quedaba lejos de casa pero me daba igual, lo importante es que cobraría a final de mes, ya que el paro se me acababa el próximo.

                         Y me hicieron el contrato, estaba muy contenta, el trabajo me gustaba y no era demasiado estresante. Cuando llevaba casi dos meses en el supermercado, una tarde, entraron a robar, no se como lo hice, pero me di cuenta de que el ladrón no llevaba armas sino simplemente su caradura, me enfrenté a él con la mía y no le dí lo que pedía, toqué el timbre de la policía que al momento estaban allí y lo atraparon. 

                          Los dueños agradecidos, me nombraron encargada con un considerable aumento de sueldo, me sentí contenta del momento, pensé que hacía tan sólo unos meses, estaba cansada y resentida de la vida y ahora era una de las personas mas felices de la tierra.