martes, 25 de enero de 2011

....Y SE BUSCÓ UN AMANTE.


                   Nuestra relación, era tan fría como una inmensa montaña de nieve. Nos hacíamos la vida imposible el uno al otro las veinticuatro horas del día. En una ocasión estuvimos a punto de separarnos, de hecho me fui a casa de una hermana durante una semana, pero cuando mi hijo empezó a preguntar por su padre, me pudo la pena y volví de nuevo con él. Me aseguró que las cosas cambiarían, que los celos infundados ya no los volvería a tener y que los gritos y malos modos de otras veces, tampoco. Fui tan tonta que me lo creí todo, a los pocos días estábamos igual, él me decía cuatro palabras mal dichas y yo le respondía con cinco. Y así, continuó nuestra estresante forma de vida durante casi un año más.
                        Todos los días del año me decía a mi misma que ese era el último que vivía con él, que hoy tomaría la decisión, recogería mis cosas y me marcharía. Pero nunca encontraba el momento, no se si me había vuelto cómoda o me había acostumbrado a aquella forma de vida.                      
                     Entonces él empezó a cambiar de actitud, se volvió más tranquilo, pasaba largo tiempo fuera de casa y no se preocupaba tanto de lo que me decían otros hombres ni de lo que pudieran pensar de mí.  Empezó a extrañarme ese cambio repentino, pero al ver la paz que había en mi casa y por ende en mi interior, me adapté pronto. Por supuesto, no soy tonta y en seguida pensé que tenía una amante.
                          Le estuve dando vueltas a la situación durante varios días, no iba a tomar ninguna decisión precipitada. Llevaba casada quince años, los primeros, trabajando duro para que él sacara su carrera, en casa yo era la única que proveía el pan. Después, cuando mi marido terminó de estudiar nació mi hijo, entonces trabajaba y sacaba el niño adelante, mientras él buscaba trabajo. Ahora, que ya teníamos todo organizado y que él era el que salía a trabajar, yo me separaba y me tenía que dedicar a empezar de cero. NO, de ninguna manera, no me lo iba a permitir.
                               Así que decidí mantener la situación tal y como estaba, a mi marido tranquilo, yo, con dinero y llevando la vida que quería. De paso, como ya les he comentado que no soy tonta, también....me busqué un amante. 

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