lunes, 24 de enero de 2011

UNA NOCHE EN EL CEMENTERIO.

               Los paseos diarios que daba al cementerio, suponían una especie de relax y tranquilidad, pues me gustaba esos momentos de paz, en que caminar entre lápidas y nichos, no me suponían ningún tipo de angustia ni miedo. Estaba claro que si fuera de esa forma no los haría. Aquella tarde de un Diciembre, que de tan oscuro parecía más bien una noche, inicié mi paseo como siempre, acababa de terminar las clases y estaba muy cansada, antes de irme a casa, decidí caminar un poco por mi sitio favorito, luego me marcharía. Llevaba una media hora de caminata cuando me dije que ya estaba bien, mi cuerpo me pedía descansar, así que me dirigí a la salida y mi sorpresa fue mayúscula, cuando vi las puertas cerradas.
                Había habido un cambio de horario por ser invierno, pero ahora, no había solución para mí hasta mañana, ya que no llevaba móvil a mis clases y no lo tenía allí. Miré a mi alrededor como si la zona me fuera a dar una solución, lo que estaba claro, es que si tenía que pasar la noche allí, buscar un lugar lo más cómodo posible.
                        Cómodo, no era nada, pero dentro de lo que cabe, un montón de tierra que no se si debajo había alguien o no, ahí, me tumbé. A medianoche, empecé a oír ruidos, me incorporé e intenté escuchar con más cuidado, efectivamente, voces extrañas y  una rara algarabía que más bien daba sensación de terror que de otra cosa. No quise pensar que los muertos se estuvieran levantando de las tumbas, ni que los nichos se abrieran para dejar salir a sus moradores, todos los pensamientos lógicos y normales debido al sitio donde me encontraba, vinieron a mi mente. El miedo empezó a invadirme y sentí que no podía controlar mis impulsos, empecé a arrastrarme, cuando me vine a dar cuenta, ya había recorrido varios metros y en un momento tropecé con algo que en mi mente aterrorizada, imaginé que era el más feroz de los zombies.
                           Pero no, era uno de los curas que custiodaban el camposanto. Eran ya, las seis de la mañana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hola, gracias por dejar sus comentarios, prometo contestar a todos. Besos, Maca.