CUANDO MURIÓ MI TÍO.

                         Fue en el momento de entrar a mi casa, cuando me di cuenta de que la puerta de entrada estaba abierta, yo vivía sola, así que eso era imposible. Alguien había intentado entrar a la fuerza, al parecer lo había conseguido. Entré con cautela, encendí la luz de la entrada y me horrorizó el ver el desastre que habían causado en el salón, era como se ve en las películas, todo por los suelos buscando no se que. Salí con rapidez y llamé a la policía, mientras esperaba, la segunda llamada fue para mi mejor amiga, que al punto estuvo allí. Entre las dos intentamos comprender el porqué de aquella búsqueda que a todas luces había resultado infructuosa. 

                            Hacía ya dos meses que me había mudado a la casa de mi tío, este falleció hacía un año y me nombró heredera de todos sus bienes, de hecho, no tenía hijos y su única y favorita sobrina, era yo. Me sentía feliz de estar allí, era una casa preciosa, con todas las comodidades, mi tío era una persona seria y legal, no creía que tuviera trampas ni deudas como para que pasaran estas cosas, no al menos que yo supiera. La policía dijo que podía haber sido un robo, a mi no me lo pareció.

                          Seguí mi vida habitual, mi trabajo y mis hobbys, pero no tenía claro lo del robo. En el trastero de la casa, quedaban cajas que aun no había abierto, eran documentos y cosas de mi tío, así que el fin de semana, me dediqué a ello. Me sorprendí de todo lo que encontré. Mi tío, pertenecía a una banda de sicarios, era miembro activo, todo lo que me había dejado de herencia, era dinero sucio.
                          Nunca me imaginé que lo que me hicieron ver los papeles, fuera real. Tampoco entendí como mi tío pudo dejar anotaciones que pudieran implicarlo. Lo que si tuve claro, es que todo lo relativo a la herencia, no lo tiré a la basura, pero si lo doné a una ong, pues no quería para mi nada que proviniera de ese tipo de vida.