viernes, 21 de enero de 2011

UNA FIESTA CON SORPRESA.

              Los invitamos a todos a la fiesta. Fue una gran sorpresa el que les dijéramos que íbamos a ser padres en no mucho tiempo. Con la alegría y felicidad de mis amigos y familiares, terminó el evento y se despidieron siendo casi de madrugada. Horas más tarde, cuando me levanté de la cama, pues no se si era el embarazo o el tremendo calor que hacía y me dirigí a la cocina, escuché unos extraños ruidos en el salón de mi casa. El miedo y las ganas de gritar, hizo que me llevara la mano a la boca, pero si tuve la suficiente sangre fría para acercarme a la puerta y ver lo que vi. Dos personas cuya identidad no pude averiguar, dada la oscuridad, acostadas en el sillón de mi salón. En ese momento estaban relajadas y dormidas, imaginé que debido a que lo que hicieron con anterioridad, les había producido tal efecto. Subí al piso alto en donde se hallaba mi marido durmiendo, pero él no estaba, no me di cuenta al levantarme.
                   Bajé despacio, mientras mi cabeza daba mil vueltas, no sabía lo que estaba pasando y tampoco tenía muy claro que quisiera saberlo. Llegué al sillón, empujé a los durmientes, estos gritaron asustados, se levantaron con rapidez y vi al hermano de mi marido y su novia. Él, salió de detrás de una mampara en donde llevaba oculto un buen rato, también su cabeza estaba dando mil vueltas.

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