jueves, 6 de enero de 2011

TANTO CEDER EN AQUELLA RELACIÓN.

              Cedí tantas veces en aquella relación, que el cansancio podía conmigo, cedí con los hijos, con el sexo, con el dinero, con la manera de educar a los niños, con la forma de llevar la vida doméstica, incluso cedí hasta en los días en que salíamos con los amigos. Me sentía por dentro absolutamente extenuada, pero seguía adelante con aquella "no afinidad", que hacía que desfalleciera día a día. Recordaba con frecuencia como empecé, porque no siempre tuve un carácter tan débil y con tan poco dominio de mi misma. 
                 Pero él, era dominante y firme, enérgico y caprichoso, tenía un empuje y una energía, que me fue achantando, me fue hundiendo cada vez mas, sin casi darme cuenta, en los más oscuros rincones de mi mente. Y una vez que estuve ahí, salir, era de lo mas complicado, sobretodo, porque no sabía ni que existía una puerta. 
                Pero llegó un día, después de muchos años, en que la solución tocó en la puerta de mi casa. Su nombre era Luis, los apellidos, los mismos que mi marido.
                 Aquel hermano desconocido para mí, fue mi salvación, porque estuvo viviendo con nosotros dos meses, ya que vino de lejos, hacía tiempo que no se veía con la familia, todos lo adoraban. Cuando se percató de la forma de vida que llevábamos en casa, habló con su hermano, lo hizo entrar en razón, no fue tarea fácil, pero poco a poco, aquel hombre insensible y que actuaba con terquedad y obstinación, cambió de forma de ser, halló otras maneras de conducir sus impulsos, así que, pasado un tiempo, pudimos retomar, una unión y un compañerismo que hacía años que no nos permitíamos.
    

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hola, gracias por dejar sus comentarios, prometo contestar a todos. Besos, Maca.