La apertura de la tienda de mi padre, fue una auténtica innovación en la zona donde vivíamos, ya que era una parte del extraradio, en que no solía haber nada de ese tipo de cosas. Así que aquella mañana, mis hermanos y yo, nos vestimos para la ocasión o sea con la mejor ropa que teníamos. Sobre el mediodía, fuimos al lugar en donde estaba el local, los vecinos de la zona ya estaban por allí, sabían que iba a haber comida y bebida gratis y se agradecía. Pero no todos los vecinos eran de la zona, dos hombres de los que estaban allí, no pertenecían a nuestro grupo social, con chaquetas y bien vestidos, estaba claro que no vivían por los alrededores. Querían comprar el local, se iba a hacer una carretera cercana y ellos ya estaban especulando. Por el doble de lo que le pidieron, mi padre lo vendió, era un buen comerciante.
Años después, heredé mucho dinero, porque ellos invirtieron de manera que entre locales y plazas de garaje, la cosa les salió bien. Ahora me veía con treinta años, sin padres, pero con una fortuna en propiedades. Así que me dediqué a la buena vida, buenos restaurantes y mejores tiendas de ropa. Salidas nocturnas en donde hay que dedicarse a enseñar joyas y todo lo que uno lleva encima. Durante dos años, viví de esa manera, hasta que empecé a cansarme, no era a lo que estaba acostumbrada y de alguna forma, sentí que no era lo que quería para mí.
No supe como cambiar aquello, hasta que tuve la suerte de conocer a mi amiga Lucía. Una mujer seria y cabal donde las halla, al poco de entablar amistad, me dí cuenta de que contactando con ella, mis principios habían vuelto a sus orígenes, empecé a cambiar cosa en mi forma de actuar, que lo único que hicieron fue que me sintiera mejor conmigo misma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Hola, gracias por dejar sus comentarios, prometo contestar a todos. Besos, Maca.