domingo, 21 de noviembre de 2010

EL VIEJO Y EL ABOGADO

                        Subió la escalera a duras penas, sus viejos huesos, no le daban para más. Iba al tribunal de justicia o algo así, creía él, lo habían citado por un caso que se remontaba a tantos años atrás, que ahora mismo, no podía recordar. Salió de allí cuatro horas más tarde, acompañado por un abogado de oficio y menos mal, porque él, no recordaba casi nada de lo que le habían dicho. El letrado en cuestión, parecía espabilado y se estaba haciendo cargo de todo, viendo su incapacidad.  Tenía dos hijos, que se podían haber hecho cargo de sus cosas, pero hacía ya muchos años que no tenía contacto con ninguno de ellos, por lo que no tuvo mas remedio que acudir a este abogado.
                       Pero todo salió bien, tampoco fue un pleito demasiado complicado, así que a la primera, salió bien parado, el abogado era un tipo joven, hacía cinco años que había terminado la carrera y no comprendía muy bien la situación del hombre. Se sentaron en la cafetería cercana al tribunal, para intentar ponerse al día, el viejo le contó la triste historia, de como el abandono de sus hijos surgió el día que se enteraron que la herencia esperada con tanto anhelo, no existía, se habían supuesto que dado el alto nivel de vida que llevaban y que los negocios de su padre funcionaban bien, quedaría para ellos  una importante cantidad cuando este muriese, al comprobar que esto no era así, desaparecieron, sin mas.
                        El abogado no hizo comentario alguno, había conocido varios casos parecidos, aseguró al hombre que arreglaría el problema actual y quedó en llamarle. Y lo hizo varios meses mas tarde, con todo solucionado, pendiente de firma y con una buena noticia que darle. Había heredado de una tía que ni siquiera sabía que existía, una cantidad importante de dinero, la mujer vivía en Sudamérica, el familiar mas cercano resultó ser él.
                        Quedó totalmente anonadado, no esperaba esta noticia, sus problemas, de un momento a otro, sin hacer nada para ello, se habían solucionado. El abogado, había traído la suerte a su vida.

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