Mi ex-marido es un impresentable, un vividor el cual si podía, hacía lo imposible por aprovecharse del dinero ajeno. Debía a todo el mundo y compraba cosas que no pagaba, vivíamos de los demás.
No sabía como me las iba a arreglar ese mes, se había gastado el poco dinero que nos quedaba en porros, cocaína y varias botellas de ginebra.
Era una persona prepotente y vanidosa, ególatra y malagente. No tenía amigos y los conocidos lo llamaban el impresentable; mi hermana lo denominaba el que vive de los muertos, porque durante un tiempo vivió de las pensiones de orfandad de sus hijos y la viudedad de su mujer.
La forma de vivir que había elegido no le salió tan mal porque a la larga su ex-suegro, le ofertó una pensión vitalicia para que de esa manera no le pidiera dinero a los hijos de su primer matrimonio. Aún así, en cuanto los chicos fueron mayores y pudieron acceder a la herencia de su madre fallecida, volvió a las andadas y varios "juguetes"como un coche y una moto de agua, logró que se lo regalaran; según paso el tiempo fueron cayendo más "regalitos."
No sabía como me las iba a arreglar ese mes, se había gastado el poco dinero que nos quedaba en porros, cocaína y varias botellas de ginebra.
Era una persona prepotente y vanidosa, ególatra y malagente. No tenía amigos y los conocidos lo llamaban el impresentable; mi hermana lo denominaba el que vive de los muertos, porque durante un tiempo vivió de las pensiones de orfandad de sus hijos y la viudedad de su mujer.
La forma de vivir que había elegido no le salió tan mal porque a la larga su ex-suegro, le ofertó una pensión vitalicia para que de esa manera no le pidiera dinero a los hijos de su primer matrimonio. Aún así, en cuanto los chicos fueron mayores y pudieron acceder a la herencia de su madre fallecida, volvió a las andadas y varios "juguetes"como un coche y una moto de agua, logró que se lo regalaran; según paso el tiempo fueron cayendo más "regalitos."
No entendí como me pude enamorar de él. Pero el amor es así o sea, ciego.
Pensé que lo mejor era mantener lo más lejos posible a una persona de ese calibre.
Dos años después le puse las maletas en la puerta de la calle y empecé mi vida sin el peso que me corroía, a partir de ahí... me sentí mucho mas libre y feliz.
Pensé que lo mejor era mantener lo más lejos posible a una persona de ese calibre.
Dos años después le puse las maletas en la puerta de la calle y empecé mi vida sin el peso que me corroía, a partir de ahí... me sentí mucho mas libre y feliz.
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