Javier y Martha salieron de la habitación con las manos cogidas. Al llegar al vestíbulo, se besaron con rapidez y soltaron las manos enlazadas.
Martha pidió un taxi y Javier recorrió los metros que lo separaban de su coche.
Todos los fines de semana lo mismo, pasión durante la noche y al llegar el día, se convertían en dos desconocidos. Javier llegaba a casa satisfecho de las vivencias del fin de semana. Martha lo hacía triste y compungida.
Los dos eran empresarios de éxito y les era fácil engañar a sus parejas con reuniones inexistentes o viajes que no lo eran. Pero pasado el tiempo del enamoramiento y como solía suceder, ella quería más,más amor, más compañía y más compartir momentos. Él no se lo podía dar.
Tenía una pareja estable, un matrimonio de hacía diez años con una mujer rica. No pensaba echar todo por la borda, de ninguna manera..
Pero Martha era de ideas fijas, quería estar con él y lo iba a conseguir.
Así que de la forma más cruel, grabó una sesión de los dos durante un fin de semana. Se la envío a la mujer de Javier.
Él acabó con su mujer...pero también con Martha.
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