viernes, 18 de noviembre de 2011

El chamán. ( IIIparte )

                                       Alzó la voz y perdió la compostura, de alguna manera el genio que todos tenemos dentro subió a la superficie de sus emociones. En ese momento de mi vida aprendí de manera definitiva que una primera impresión en el conocimiento del otro, aunque es importante, no es definitiva, y que la frase que alguien dijo: nunca se termina de conocer a la gente, es una gran verdad.
                               En un principio su reacción me sorprendió, lo que a otra persona le hubiera dolido, en mí no tuvo esa reacción, simplemente fue una sorpresa inesperada que casi, casi, me causo hilaridad por no esperarla. Después intenté conservar la calma y explicarle mi punto de vista que me costó bastante, pues se lo tomó como una afrenta personal y se negaba a aceptar cualquier explicación.
                                 Con el tiempo entendí que él es también un ser humano y está cargado de virtudes y defectos. Estaba acostumbrado a encontrar por parte de otros desaires y malos modos, pues nadie entendía el tipo de relación que tenía con la espiritualidad. Estar siempre dando explicaciones sobre el tema, era cansado y aburrido.
                               


                              Acabamos el tercer día de mi sanación y Eduardo marchó días después a México, le correspondía hacerlo por fechas y cuando escribo estas líneas aún no ha llegado.
                                  Pido para él que todo salga bien y que los cantos, danzas y peticiones salgan lo mejor posible. Cuando vuelva, sé que volveremos a compartir de nuevo.







                             
  

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