La conozco a la perfección. Es traicionera y astuta, en ocasiones me hace creer en cosas que no creo y hasta puede existir la posibilidad, de hecho me ha pasado, de hacerme existir como una prostituta de la vida.
Se puede mostrar divertida y atrayente para los demás, no para mí, que se como manipula. Me hace sentir como un juguete roto en sus manos, siempre termino acatando sus órdenes. Recuerdo un día que lo pasé buscando la manera de deshacerme de ella, cuando llegó la noche aún continuaba con los mismos pensamientos, fue un día realmente agotador.
Pero siempre le abro la puerta cuando toca y hasta la recibo con agrado. ¿Me estaré volviendo loca? Es una idea que me viene a menudo, pero veo que la otra gente que me rodea, me tratan como cuerda, así que pronto cambio esa extraña impresión.
Hace tiempo que he reconocido, que en éste mundo que vivimos, siempre, siempre, el peor enemigo que podamos tener, sin ninguna duda.... somos nosotros mismos.
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