lunes, 29 de agosto de 2011

Una chica diferente.

                                         Aquella mañana, iba a ser diferente a todas. Lo presentí en cuanto puse un pie en el suelo. Esos presentimientos los tenía a menudo. Desde muy pequeña empecé a darme cuenta que no era igual a otras niñas de mi edad. Ya  en el colegio me llamaban bruja, pero todos me tenían un cierto respeto, que en algunos casos se convertía en miedo.
                          Mi madre se dio cuenta pronto de que yo estaba tocada por los hados, así lo llamaba ella. Quizá fuera porque tenía el mismo don que yo, lo que hizo que en definitiva tuviéramos una relación un tanto especial. Mi abuela también  también lo tuvo y siempre me decía que eso nos convertía en seres especiales.
                              Lo que está claro es que siempre mantuve oculta mi especial forma de ser, según fui creciendo me di cuenta que no se puede ir por la vida anunciando presagios o dejando entrever que sabías lo que iba a pasar en tal o cual momento.
                             Pero había veces en que no tenías más remedio que decirlo,  veías tan claro lo que iba a pasar, que las palabras de aviso salían solas. Cuando eran personas conocidas y  sabían por donde ibas, no solía tener problemas.
                             El día que me levanto presagiando algo, me dejo llevar por mi intuición hasta que puedo averiguar lo que es. Así me pasó esta mañana.
                              Casi llegaba a la universidad cuando la amiga con la que iba me presentó a un chico que no había visto nunca. Empezaba el curso con atraso por cambio de casa. Me acerqué a saludarlo y noté algo diferente en él, en seguida pude sentir que era especial.
                                Era la primera vez en mi vida que tenía esa sensación.  

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