jueves, 24 de febrero de 2011

Con intensidad.

Cuando me vi reflejada en aquel paisaje que de tan intenso y vivo parecía humano, supe que mi vida iba a dar un giro importante. Me detuve varios minutos, casi una hora, observando aquella maravilla de la naturaleza. Era como si yo fuera un imán y el paisaje un trozo de hierro. A pesar de la oscuridad, me sentía atraída por el lago que se dejaba ver en medio de aquel trozo azul. Con diferentes colores, la luna acababa de salir. La larga estela de plata se reflejó de inmediato en las aguas, compartiendo el infinito. Una pequeña barca de un pescador, la atravesaba en aquel instante, formando una bucólica estampa.

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