domingo, 7 de agosto de 2011

Parecía tan perfecta....

                                       Con pasmosa seguridad cruzaba la calle en aquel momento. El pelo meciéndose al viento y ella, repartiendo sonrisas y agradecimientos a los ocupantes de los coches que la dejaban pasar. Al llegar a la otra acera, la estaba esperando un amigo, coqueteó un poco con él y siguió su camino. Yo la miraba desde lo alto en la oficina, me asomé un rato al balcón y me entretuve fijándome en sus maneras.
                        Era realmente un monumento de mujer. Perfecta, una altura media, pelo castaño ondulado y una boca que sonreía de continuo, la mujer que todos soñamos. Simpatía como la suya era difícil encontrar, nunca estaba de malhumor, y, para colmo era muy inteligente. 
                                 El único problema que tenía era su lesbianismo. El  día que coincidimos en la cafetería cercana a la oficina, me lo dijo. Yo empecé a flirtear y por mucho que intentó darme largas, no me di por aludido. Entonces me lo soltó, así, de sopetón. Soy lesbiana. 
                                  Me quedé hecho polvo, la miré en su conjunto y creo que le dije que no me lo creía. Ese mismo día se autoinvitó a casa a tomar una copa, me quedé encantado.
                                      Llegó con una amiga, cenamos y tomamos la copa de rigor. Unas cuantas más tarde, las chicas me propusieron subir al dormitorio. Yo, no podía creer en mi suerte. Pero un rato más tarde, todo cambió, las chicas se lo montaron solas..... no me dejaron acercarme ni a medio metro de la cama.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hola, gracias por dejar sus comentarios, prometo contestar a todos. Besos, Maca.