sábado, 2 de julio de 2011

Mi instinto maternal.



                       No tuve ningún tropiezo ni dificultad alguna en mi relación con Carlos, él y yo éramos la pareja perfecta. Manteníamos nuestros espacios sólo para cada uno cuando nos veíamos necesitados, nos comunicábamos a la perfección y en muchas ocasiones, compartíamos historias.
                    Nuestra relación duraba ya casi ocho años, hacía ya uno, que pensábamos tener un hijo, pero a pesar de no tomar precauciones, no me quedaba embarazada. Cuando pasó otro año más y el tan ansiado bebé no llegaba, empecé a ponerme nerviosa, el ginecólogo en su momento dijo que todo estaba en orden, no entendía el porque de esa situación. 
                      Y lo que en un principio fueron nervios, terminó siendo un auténtico histerismo. No me entendía a mi misma, el porque de esa forma de sentirme, me tenía agobiada y hacía que de alguna manera parecía que no fuera yo. Pero dos meses más tarde, llegó por fin el embarazo tan deseado, Carlos se sintió la persona más dichosa del mundo y yo, a pesar de estar contenta, no me pareció que sintiera nada especial.
                        Cuando un mes más tarde tuve un aborto, el mundo se hundió para él, para mi, fue una especie de alivio, una tranquilidad, me relaje al máximo y retomé mi vida como si no hubiera pasado nada. Carlos no entendía mi actitud y yo tampoco llegaba a comprenderla demasiado. Un tiempo más tarde dejamos nuestra fantástica relación, simplemente no se me apetecía tener hijos, mi instinto maternal no había llegado, no se si llegaría algún día, no me preocupaba, me di cuenta de que me quedé embarazada porque lo quería la persona que estaba a mi lado. El universo, pone las cosas en su sitio.


                        





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hola, gracias por dejar sus comentarios, prometo contestar a todos. Besos, Maca.