Sugerente, deliciosa, clásica y a la vez, sencilla. Así era como la solían definir sus amigos. Ninguno hablaba que fuera guapa porque no lo era, pero tenía todas las virtudes anteriores y muchas más. Ya quisiera ella cambiar su cara por una de esas que se veían en las revistas, dejaría de lado tanta virtud y tontería, por poseer un rostro perfecto.
Pero la naturaleza no entiende, le da a cada uno lo que cree que debe darle y con ella actuó así, le dio multitud de virtudes que no apreciaba, pero no la belleza, que era lo que realmente quería.
No se le ocurrió pensar, que lo suyo no perduraría en el tiempo y la hermosura, se desdibuja según pasaban los años.
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