Enlazamos nuestras manos y empezamos un arduo camino hacia la nada, porque realmente ignorábamos lo que nos esperaba en un futuro que pensábamos sería común. Pero no fue todo ni tan tierno como supusimos, ni tan dudoso como nos hacía presuponer la vida. Durante el tiempo en que permanecimos unidos, la incertidumbre fue la tónica en nuestra relación. Hubieron momentos en que parecía que todo era casi primavera y otros, en que la llegada del otoño era tan cruel e intempestiva, que incluso yo me sentía asustada.
Pero terminé acostumbrándome. Llegó un día en que pensé en que era lo normal, que las relaciones tenían esos altibajos y había que saber enfrentarse a ellos. No me pareció extraño el día en que él desapareció por varios días, asumí que un crudo invierno nos estaba invadiendo y simplemente, me senté a esperar la próxima primavera.
No era todo tan sencillo como me había imaginado, la primavera, no llegó nunca para mí, durante mucho tiempo viví en el más helado de los climas, hasta que por suerte y porque los hados pusieron su mano, conocí a Juan, entonces, supe después de muchos años...en que consistía el verano. |
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