sábado, 29 de septiembre de 2012

Maspalomas.



                         En las dunas de la playa, ocultos de las miradas de la gente, sus cuerpos desnudos retozaban alegremente, se sentían libres, llevaban varios días acudiendo a la playa nudista, llegaban temprano y antes de anochecer, se marchaban, tenían el cuerpo dorado por el sol sin señal alguna de bañador. Era lo mas cerca que se habían sentido nunca de la magnífica sensación de la libertad. Así pasaron el  verano, pero llego el fin de aquellos días de ensueño y tuvieron que regresar de nuevo a sus casas.
                Vivían en una zona alejada de un país nórdico, esos lugares en que el frío invierno, de tan helado, te cohíbe hasta la respiración. Fue duro para ellos, después del verano caliente, enfrentarse ahora a la crudeza de ese invierno.
                   No lo pudieron soportar, unos meses más tarde, se liaron la manta a la cabeza y decidieron marchar de nuevo a España, en donde la calidez del mar y de sus gentes, los esperaban con los brazos abiertos.
                  Maspalomas es así, una playa íntima y generosa, en donde siempre hace calor, nunca llueve y si alguna vez hay nubes, tras ellas se adivina la generosa mirada del sol, que en poco tiempo, no tarda en aparecer.
               Las Palmas de Gran Canaria. España.

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