viernes, 23 de septiembre de 2011

Me he hecho mayor...

                                            Cuando nació mi hermana yo tenía once años. Pronto supe lo que eran los celos. De mi infancia suelo recordar a mis padres ante la cuna de la recién nacida, o empujando su cochecito, y ya más mayor, los halagos por algo que ella había hecho; sin duda, lo peor fueron  las comparaciones entre las dos, estaba claro que ella salía ganando.
                          Soy secretaria de administración de una gran empresa, me gano bien la vida y hoy día, en que tengo mi propia casa, y dinero para mis gastos, no me puedo quejar de la manera en que vivo. Pero..hay algo, siempre lo hay, que me impide tener la felicidad, si no completa, al menos por momentos.
                           En la actualidad tengo cincuenta años, pronto cumpliré de nuevo, por tanto soy una mujer mayor. Lo peor de todo, es que me siento como tal.
                           Esto me empezó a pasar hace más o menos cinco años, dejé atrás lo que suelen llamar segunda juventud y me metí de lleno en la tercera. Sí, porque fue cuando empecé a notar cambios en mi manera de ser y en mi físico.
                   Es cierto que nunca fui una mujer alegre, tampoco triste, no, pero sí algo tímida e introvertida, no se si me marcó en  la adolescencia la llegada de mi hermana, lo que es verdad es que que a partir de ahí sufrí un cambio. Pues ahora estoy sufriendo otro, y odio los cambios.
                         Me he vuelto antisocial y paso los días sola en casa, no me aburro porque tengo todo lo que necesito a mano, mis amigas se preocupan de ésta forma nueva de ser, me machacan de continuo programando salidas y fiestas. Pero a todas digo que no.
                         Realmente me gustaría que me dejaran tranquila. No es que quiera cambiar mi forma de ser, lo que si me gustaría es modificar actitudes de mí que no me agradan y me hacen infeliz.  Es cierto que los cambios físicos me marcan mucho, de ser una chica relativamente resultona, he pasado a ser una mujer gorda y con canas. Es duro, muy duro.
                             Intentar adaptarme a éste nuevo cuerpo, me ha costado lo mío, pero creo que lo voy consiguiendo, sólo necesito más tiempo, a veces me río al pensar que quizá con otros cincuenta años sería suficiente.    

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