Hacía alarde de su particular forma de ser. Vestía de forma ostentosa y a la menor provocación, exhibía sus encantos. Cierto es que eran muchos y variados, pero se devaluaban en el momento en que los presentaba con aquella prepotencia. Era de naturaleza morena, de abundante pelo rizado, pero se teñía de un llamativo tono rubio que junto con la escasa ropa que llevaba, era el centro de las miradas de los hombres. Pero no de las mujeres.
Estas, la apartaban como a una apestosa, nadie de su mismo sexo se atrevía a permanecer a su lado más de lo estrictamente necesario. No tenía amigas de su mismo sexo, amigos hombres, decía que tenía muchos, y como no podía ser menos, se vanagloriaba de ello.
Marilyn era su nombre, por supuesto no el real, sino el que se apropio cuando muy joven se dio cuenta de que el suyo no tenía nada de glamouroso. Y en conciencia, sus conocidas se reían de aquel apelativo,
La vida de Marilyn, no había sido fácil. Nació en una familia bien, en su casa sin ser ricos, fluía el dinero y se acostumbró desde pequeña a llevar una buena vida sin restricciones de ningún tipo. Pero sus padres fallecieron cuando acababa de cumplir los doce años, sus seis hermanos y ella, se vieron rodeados del montón de deudas que su padre, habituado al juego, había dejado.
Y no tuvieron más remedio que ser acogidos en casa de una tía, a la que no le entusiasmó la idea, pero que como tenía buen corazón, no quiso separar a los hermanos dejando a algunos en casa de otro familiar, como se habló en la reunión que hizo la familia.
Ahí empezó parte de su calvario, sus tíos vivían del sueldo de él como funcionario del estado, criar a sus dos hijos más los siete que le vivieron de golpe, era una labor ingente. Marilyn siempre recordaba que las frases más oídas de su adolescencia, fueron dos, o "no hay dinero" o "no podemos", siempre que pedía cualquier cosa, esa era la respuesta.
En cuanto creció, se prometió a si misma que en la medida que pudiera, no las volvería a oír. Y como no fue buena estudiante y ni siquiera le gustaba trabajar, pronto aprendió lo fácil que resultaba vivir de los hombres.
Ésta es en parte, la vida de una mujer, llamada en casa por su nombre verdadero, Carmen Rodriguez Perez.
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