Imprescindibles para vivir. Como el humo aparecen y desaparecen con la misma rapidez, pero mientras duran, nos hacen sentir un poco mas felices.
Cuando uno llega al convencimiento de que la ilusión diaria es el empuje para el día a día, nos levantamos cada mañana y la buscamos con ahínco.
A veces es fácil encontrarla y son esos momentos de euforia y entusiasmo, pero en otras ocasiones y a pesar de no haber cajón que se nos resista, no aparecen.
Es entonces cuando caminamos errantes y sin saber muy bien adonde dirigirnos, la rutina y la desidia nos acompañan y sólo deseamos que pasen pronto esos instantes.
A veces y sin que nos demos cuenta esto se convierte en lo cotidiano y frecuente, nos hundimos en un pozo profundo y oscuro, golpeamos las paredes con fuerza buscando una salida. ¿Quizá no con demasiada fuerza? o ¿no sabemos como hacerlo?
Esa oscuridad por momentos nos parece tibia y acogedora, nos aisla del mundo y sus preocupaciones, a pesar de que también es muy dolorosa.
Nuestro cuerpo somatiza y surge el destrozo físico. Queremos conocernos, vivir en nuestro interior, encontrar esa parte perdida en algún lugar. Y el momento llega, "en algún lugar", una mano se nos tiende, nos aferramos con fuerza y empieza a resurgir algo olvidado.
El desinterés, indiferencia y desánimo de otros tiempos se transforman en alborozados momentos en que celebramos con gratitud el reencuentro con aquello que dejamos atrás: Las Ilusiones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Hola, gracias por dejar sus comentarios, prometo contestar a todos. Besos, Maca.