domingo, 12 de junio de 2011

Mi vecino de enfrente. ( XII )


                                          Me surgió la duda, en el instante en que me marché. En cuanto vi su comportamiento en la cama, supe que este hombre era de muchas mujeres. Me sentí un tanto desilusionada con mis pensamientos, por otra parte, me dije, era normal, tan absolutamente atractivo y simpático, no iba a ser sólo para mí. 
                            Pero me dio igual, porque después de haberlo probado, me dije a mi misma que quería compararlo con otros. Y así lo hice. Realmente, según conocí hombres distintos, me di cuenta de que mi vecino, al que yo tenía como lo máximo en la cama, no era nada especial. De lo más normalito. Mis preferencias, también es verdad, habían subido varios listones. Así que ahora lo miraba por guapo, pero por nada más. Y bastó que lo olvidara, para que él, que se quedaba con todo, volviera a buscarme.
                               Tocó en mi puerta por segunda vez, después de casi cinco meses. Había comprado un chalet en las afueras, venía a despedirse. Hablamos durante largo rato e intentó un acercamiento, que yo, rechace de manera elegante.
                              Desde estas líneas, sólo quiero decir a las mujeres que me leen, que no piensen que su pareja es de lo mejor. Busquen, comparen, y... si encuentran algo mejor, cómprenlo.




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