Mis hijos me miraban como si estuviera loca, pero yo seguía gritándole al perro que intentaba morder a las pocas ovejas que nos quedaban. Al poco, huyó despavorido más por el pistoletazo que dí con la vieja escopeta de mi padre, que por mis gritos. Era usual en aquella fría época del año, que algunos animales bajasen de las montañas acuciados por el hambre, este era un perro salvaje, el resto del tiempo estaría por los bosques, pero ahora entre el frío y la nieve, buscaba comida cerca de las casas.
Me ayudaron a guardar a las ovejas y entramos de nuevo en casa. Mamá, me dijo el pequeño, admirado, eres como un hombre. No, cariño, le respondí, soy una mujer defendiendo su casa
Dos días más tarde se marcharon a estudiar fuera, quería que conocieran otros mundos y otras formas de vida, que no se limitaran a la estrechez del nuestro, después, que ellos decidieran lo que querían hacer.
El deshielo estaba comenzando, pues el invierno tocaba a su fin, la primavera asomaba timidamente su cabeza y se notaba en algunos matojillos que aquí y acullá se iban notando. Los árboles, poco a poco, se cargaban del verde habitual y el bosque empezaba a recobrar el aspecto de siempre. La nieve no impedía salir de las casas y la gente empezaba a contactar unos con otros. Las mujeres de la zona, ya podíamos compartir como hacíamos siempre, el café de la mañana o el vino de la noche. Las puertas abiertas de nuestras casas de todas para todas, compartíamos penas y alegrías, necesidades y problemas, compartíamos la crudeza del invierno y la felicidad de los irisados colores de la primavera, todo era para todas. Sabíamos de la tristeza de vivir en la lejanía y de la unión y compenetración que se produce entre mujeres, precisamente el vivir aisladas. Sabíamos muchas cosas, que quizá mujeres de otros lugares, simplemente por el hecho de ser mujeres...también lo sepan.
Maca, me ha parecido fantástico este escrito, quizá porque soy mujer o quizá porque escribes con mucha sensibilidad al respecto.Pude ver la creudeza del clima y el aire puro de montaña, incluso los ojos de su hijo admirado ante la fortaleza de esa madre. Lo pude ver, puedo ver tus escritos con mis imágenes . tk .olgui.
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