Al decirme Noemí que había sido una estupidez por mi parte el no habérselo dicho, me quedé pensando un rato en sus palabras. Es verdad que sólo me acosté una noche con él, pero ya el daño estaba hecho. Ahora, no había forma de remediarlo y el hecho de llegar aquella carta, no hacía sino empeorar la situación. Aquel hombre, que hacía años que no veía, ahora procuraba entrevistarse conmigo, seguro que quería chantajearme, se habría enterado que era casada y... bueno, no iba a volverme loca hasta que esta tarde hablara con él.
Llegué a la cafetería lejos de mi casa puntual, mientras mas pronto arregláramos esto, mejor. Pero el h. de p. llegó media hora más tarde, yo estaba ya dispuesta a marcharme y con un humor de mil demonios. Se sentó sonriendo y me dijo lo guapa que estaba, dime lo que quieres, le corté rápido. Me empezó a contar una historia de la que hoy día, todavía no doy crédito, que si yo estoy llevando un club de alterne de alto standing, de esos que nadie conoce pero todos saben que existe, que si hay un hombre que tiene mucho interés en una mujer algo así como tú y claro, yo en seguida me acordé de tí, que se que estás casada con un tipo de mucha pasta y como me debes un pequeño favor y eso. Me puse en pie como una fiera y salí del local después de decirle un par de insultos.
Días después me llegó a casa una carta, sólo dos palabras, la próxima carta es para tu marido. Y una cita, en el mismo sitio a la misma hora y tres días más tarde. Y me presenté.
Durante tres días sin comer ni dormir, me lo estuve pensando, contárselo a mi marido, imposible, era muy celoso, no quería romper mi matrimonio, mis hijos, no,no. Así que decidí que lo mejor de lo peor, era acostarme con ese ricachón. Arreglamos el asunto y quince días después argumentando cuestiones de trabajo, me fui al, bueno, al sitio aquel.
Ellos me dejaron la ropa, un salto de cama negro, los nervios me podía, también la rabia, una habitación grande y lujosa y yo como tonta, allí, esperando al cliente. Fue como una película, la puerta que se abre, yo estaba sentada en un butacón, entra una persona, el grito de terror que dí, se juntó con el que dio el.
Mi marido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Hola, gracias por dejar sus comentarios, prometo contestar a todos. Besos, Maca.